Nuestra visita al Museo Thyssen nos ayudó a descubrir la técnica del puntillismo y al pintor, Henri-Edmond Cross.
"Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida, detrás de cada logro, hay otro desafío"... (Madre Teresa de Calcuta)
24 de mayo de 2015
22 de mayo de 2015
San Isidro
10 de mayo de 2015
Trabajamos la resolución de conflictos.
Julia ha compartido con nosotros un cuento fantástico para trabajar la resolución de conflictos.
“El cocodrilo”
Cuando llega la hora del rincón de juegos, Cris va
directamente al cajón de los juguetes a coger el cocodrilo antes de que se lo
quite Nacho. Nacho siempre le quita todo lo que ella se pide. Sólo para
fastidiar. Pero nada más agarrarlo por la cola, su preciosa y aplastada cola
verde, nota que alguien tira de él justo por el lado contrario, por la enorme
boca de blancos y pequeños dientes.
-¡Lo he cogido yo primero!- grita Cris, tirando por
el cocodrilo
-¡No, lo he cogido yo primero!- grita Nacho,
tirando del cocodrilo.
-¡Es mío!- grita Cris, zarandeando el cocodrilo.
-¡No, es mío!- grita Nacho, zarandeando el
cocodrilo.
-¡Suéltalo ahora mismo!- grita Cris, dándole una
patada a Nacho.
-¡Suéltalo tú!- grita Nacho, dándole una patada a
Cris.
La profesora los ve y acude a separarlos.
-¡Eh, niños, nada de pegarse! ¿Qué pasa?
-Yo cogí primero el cocodrilo- lloriquea Cris.
- No, lo cogí yo primero- lloriquea Nacho.
La profesora les quita el cocodrilo:
- Pues vais a tener que jugar a otra cosa, porque
el cocodrilo me lo quedo yo.
Cris mira a Nacho con rencor, como diciendo: “¿Ves
lo que has hecho?”. Y Nacho mira a Cris con rencor, como diciendo: “Por tu
culpa nos hemos quedado sin e cocodrilo”. Y cada uno se va a un rincón de la
clase a buscar otra cosa con la que jugar. Pero Cris no se lo pasa nada bien,
no hace más que en pensar en lo mucho que quería el cocodrilo. Y Nacho tampoco
se lo pasa bien. No hace más que pensar en lo mucho que quería el cocodrilo.
Al día siguiente, Cris vuelve al cajón de los
juguetes a coger el cocodrilo, segura de que Nacho se ha olvidado ya de él.
Pero, nada más agarrarlo por la cola, su preciosa y aplastada cola verde, nota
que alguien tira de él justo por el lado contrario, por la enorme boca de
blancos y pequeños dientes. Es Nacho, cómo no. Pero esta vez la profesora se da
cuenta y va hacia ellos.
-Tendréis que turnaros. Diez minutos lo tendrá Cris
.Y otros diez, Nacho –les dice.
Cris se pasó sus diez minutos abrazando al
cocodrilo, mirando a Nacho con ojos de triunfo, como diciendo: ”Chincha, es
mío, lo tengo yo primero”, luego es Nacho quien mira a Cris como diciendo:
“Ahora te fastidias porque lo tengo yo”. La verdad es que ninguno de los dos se
lo ha pasado nada bien durante el rincón de juego. En realidad, los dos se han
aburrido un montón.
Al día siguiente, cuando llega la hora del rincón
de juego, Cris le dice a Nacho:
-¿Quieres que juguemos a que estábamos en la selva
y veíamos un cocodrilo?
-Vale. Y teníamos que nadar muy deprisa para que no
nos comiera- dice
Nacho.
-Y cogíamos unos palos para luchar con el
cocodrilo- dice Cris.
-Y el cocodrilo se ponía a llorar para que no lo
matáramos- dice Nacho.
-Y se venía con nosotros a enseñarnos la selva-dice
Cris.
Y jugaron tanto, que el rincón de juego se les pasó
en un pis-pas.
MARÍA MENÉNDEZ-PONTE
Por cuatro esquinitas de nada....
Julia nos ha recordado un maravilloso cuento de Jérôme Ruillier, Por cuatro esquinitas de nada, de la editorial Juventud.
Así preparamos todo lo necesario para disfrutar del cuento.
¡Ring!
Es la hora de entrar en la
casa grande.
¡Pero Cuadradito no puede entrar!
No es redondo como la puerta.
Cuadradito está triste.
Los ‘Redonditos’ se reúnen en la sala grande.
Hablan durante mucho,
mucho tiempo.
Hasta que comprenden que no es Cuadradito el que tiene que
cambiar.
¡Es la puerta!
8 de mayo de 2015
La tierra, la luna y las estrellas.
Nuestro cielo de luz y color se transforma en un.... "Mágico universo" ...
Así descubrimos el día y la noche.
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